“En
tus manos están los más caros intereses, el porvenir de las familias, de la
patria, de la sociedad, de la religión; porque el porvenir es de estos niños y
jóvenes a quienes educas. Ellos son los representantes únicos de las
generaciones venideras.”
Enrique de Ossó
La
educación es un proceso muy complejo que requiere una planeación exhaustiva que
especifique lo que se quiere lograr, así como los medios para lograrlo. Una parte de la planeación educativa es el diseño
curricular, que contempla las dimensiones social, técnica, política, cultural y
prospectiva, dado como resultado al currículo en el cual “se incluyen contexto, recursos, fines, objetivos, medios y
procedimientos que conforman las experiencias de aprendizaje, tanto abiertas
como incidentales que se ofrecen para que el educando crezca como persona,
profesionista y ciudadano” (Valdez y
Hernández, 2003).
El profesor
participa directamente en la planeación del proceso enseñanza-aprendizaje del
curso o asignatura que tiene a su cargo, teniendo siempre presente la misión de
la institución educativa en la que labora. Para que la planeación sea adecuada, el maestro debe tener un alto grado de
profesionalización, tanto de los
conocimientos de su materia o área de estudio, como de las habilidades y
estrategias de enseñanza que le permitan hacer llegar el conocimiento a sus
alumnos, valiéndose de actitudes que le permitan interactuar adecuadamente.
La planeación del curso o asignatura debe estar
basada en objetivos (y ahora también en competencias), pero debe tener una
estructura integral, donde no solo haya conocimientos, sino también
habilidades, destrezas, actitudes y valores universales. La planeación debe ir
de lo general a lo particular: el curso, el periodo o unidad y la clase, y debe
estar apoyada en una constante reflexión y evaluación acerca de cómo se está
llevando a cabo lo planeado, y aunque en un momento dado puede ser válido o
necesario hacer modificaciones, estas deben tener una razón; no se puede
improvisar o permitir desviarse demasiado porque entonces se llega al
descontrol, tanto del profesor, como de los alumnos, y los objetivos marcados
por la institución, no se alcanzan, o se alcanzan “a medias”.