miércoles, 21 de octubre de 2015

Las reflexiones del maestro Roberto: ¿qué se necesita enseñar en la escuela secundaria?


Cuando escucho las fuertes críticas que se hacen a la escuela secundaria no puedo menos que pensar en qué medida esos comentarios reflejan lo que verdaderamente se vive en ella.

Que su nivel de eficiencia es mucho muy bajo, que los estudiantes no saben leer, ni escribir, mucho menos realizar las operaciones matemáticas más básicas; ya ni se diga resolver un problema que se supone pueden hacer con lo que la escuela les ha enseñado, que es un nivel marcado por el enciclopedismo, mucho de todo y poco de nada.

Habrá que aceptar que gran parte de lo que se dice es cierto, que la serie de pruebas en las que el nivel ha participado no han hecho más que confirmar lo que ya se sabía: la escuela secundaria tiene graves problemas.


Recientemente ha venido este intento de reforma, que primero, hace ya varios años, se revistió de una imagen de integral que luego perdió y quedó solo en reforma curricular: muy atrás quedó aquella idea de mejorar los procesos y la dinámica interna de las escuelas, la atención a los docentes y las políticas educativas, el segundo, iniciado hace apenas pocos años y puesto en marcha recientemente, parece ser solo una reforma laboral con algunos elementos pedagógicos. Otra vez la oportunidad de hacer una verdadera reforma, en todos los ámbitos de la educación secundaria, nos ha pasado de largo.

Y es precisamente ahora que la pregunta formulada por aquel viejo profesor con más años de docencia que los míos de edad, me viene dando vueltas: ¿qué se necesita enseñar en la escuela secundaria?

Pero no es la pregunta sino su respuesta la que me hace pensar hasta dónde tiene razón. Para este experimentado maestro de secundaria, la escuela debería solamente consolidar tres aspectos en la vida de nuestros muchachos adolescentes.

Las habilidades para la comunicación. Que les permitan ser buenos lectores, escritores y hablantes. Buenos lectores para que tengan con qué acercarse a los distintos campos del conocimiento de su interés, cualquiera que sea el que llame su atención. Buenos escritores que sepan plasmar correctamente en el papel desde el mensaje más simple hasta sus pensamientos e ideas más complejas. Buenos hablantes que hagan uso correcto del lenguaje oral en cualquier situación.

Las habilidades matemáticas y para la solución de problemas. Que seguramente desarrollarán sus habilidades de pensamiento lógico, su capacidad de realizar abstracciones, de encontrar soluciones a problemas cotidianos y específicos.

Una formación valoral sólida que les permita la sana convivencia, el reconocimiento como ciudadanos responsables, confiables, trabajadores y comprometidos consigo mismos y con su sociedad.

Seguro que con eso, nuestros adolescentes podrían enfrentar mejor el siguiente nivel educativo y la posibilidad de una buena formación profesional, y si para ellos es el último peldaño de su formación escolar, la posibilidad de haberse hecho de herramientas sólidas para enfrentar la vida y vivir mejor.

Olvidémonos de la física y la química, esos son conocimientos especializados tan poco significativos que bien podrían quedar como contenidos del bachillerato y sólo como aprendizajes propedéuticos para estudios universitarios en el área.

Olvidémonos del inglés como asignatura en secundaria. Si verdaderamente queremos hacer que aprendan una segunda lengua y sean usuarios de ella --bajo el argumento que sea: era digital, universalización, emigración-- entonces incluyamos en el currículo dos horas diarias en donde al abordaje del inglés  --o cualquier otra lengua--  sea verdaderamente para usarlo como herramienta comunicativa eficaz y desarrolle eficientemente en los chicos la comunicación oral y escrita de dicha lengua. Seguro que dos horas diarias durante tres años podrán hacer bilingües a nuestros alumnos.

Olvidémonos de incluir la tecnología computacional como parte del currículo, ellos ya nacieron con ella, la manejan mejor que nosotros y es un lenguaje cotidiano que dominan sin necesidad del centro escolar.

Como verán, es la respuesta la que me hace pensar.

¿Acaso Usted, maestro de secundaria, no se sentiría satisfecho si su alumno fuera capaz de comunicarse adecuadamente, que fuera un buen lector que puede acercarse a cualquier material escrito pues finalmente esa habilidad le abrirá más espacios de información… si su alumno fuera capaz de dominar las operaciones matemáticas básicas que le permitan acceder a otras más complejas y que ese dominio le permitiera enfrentar y solucionar problemas sin quedarse paralizado ante ellos, que su alumno mostrara una sólida formación valoral con la que su convivencia y vida ciudadana mejorara su entorno social, con la que se hiciera mejor persona?

Seguro que se sentiría más que satisfecho.



Maestro Roberto

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