miércoles, 14 de octubre de 2015

Del Archivero: educación ecológica I


La palabra ecología, tan de moda últimamente, proviene del griego Oikos, de esta misma raíz griega proviene la palabra economía, que en sentido estricto sería economía = administración de la casa; en el caso de la ecología, podríamos entenderlo como el cuidado de la casa. Este primer acercamiento al origen etimológico de la palabra ecología nos podría parecer bastante “romántico”, sin embargo contiene el sentido profundo en el que la naturaleza es en realidad para nosotros, es decir nuestro hogar.

Desgraciadamente la popularidad del término ecología tiene su referencia en la actualidad a las desgracias ambientales que se han generado en los últimos años. Específicamente en el siglo XX. Estos estragos tienen su origen en la revolución técnico-científica donde los procesos de producción se eficientaron a partir del descubrimiento del combustible de origen fósil, en otras palabras, el petróleo. Y el sentido de la naturaleza como hogar del ser humano fue reducido al vulgar término de recurso. De tal modo que en la primaria los maestros habilidosos en los libros de texto de los años 70 hacían aprender a los estudiantes que la naturaleza se puede dividir en recursos renovables y no renovables.


¿Desde cuándo cambiamos el entendimiento de la naturaleza como hogar que hay que cuidar, al de bodega de recursos donde se puede acceder para obtener objetos útiles? Es en esta tergiversación del entendimiento de la naturaleza donde el ser humano perdió de vista lo fundamental respecto a la naturaleza para dedicarse a la preocupación excesiva por la ganancia y la producción, y el sistema educativo, influenciado en un afán de desarrollo económico a toda costa, tuvo gran responsabilidad en generalizar el concepto de naturaleza como recurso. Aldo Leopold, defensor de la ética ambiental, menciona “hemos abusado de la tierra porque creemos que es un bien que nos pertenece. Cuando veamos la tierra como una comunidad a la cual pertenecemos, empezaremos a usarla con amor y respeto”.[1]

La palabra ecología empezó a utilizarse a principios del siglo pasado, y se designó al estudio de las relaciones existentes entre los distintos seres vivos, incluido el hombre y todos los elementos de su medio. Surge hace poco la idea de tierra como sistema complejo en un sentido holístico, integrado por una enorme diversidad de componentes e interacciones.

El concepto de Equilibrio Ecológico hace referencia a los procesos de autorregulación generados en los ecosistemas. En estos se producen transformaciones como resultado de los cambios físicos del medio y por la actividad de los seres que los componen, así como la adaptación que todos los organismos van generando al medio. La incidencia de la acción humana ha provocado la aceleración de los procesos de cambio, sobrepasando con frecuencia la capacidad de la naturaleza para poner en marcha los mecanismos compensadores y dando origen al desequilibrio ecológico. La ecología enseña que los recursos naturales no son ilimitados y que por lo tanto es necesario preservarlos y administrarlos adecuadamente. La problemática ambiental de los países en vías de desarrollo significa un alerta para la estrechez de miras de los países ricos.[2]


La educación oficial ha de resarcir el daño que produjo durante tantos años, especialmente en los países latinoamericanos, por ello es necesario generar una nueva conciencia de la relación compleja y dinámica entre el hombre y su entorno. Uno de los primeros objetivos de la ecoeducación es conseguir que la gente comprenda los complejos problemas ambientales que resultan de la interacción de factores biológicos, culturales, físicos y sociales. El papel de la educación consistiría en difundir información y formar a las nuevas generaciones en las formas de desarrollo que permitan mantener una relación armoniosa con el medio.

La ecoeducación no puede ser preocupación de cada persona, o estar limitada al ámbito privado. La generación de actitudes y códigos de conducta compatibles con la consecución de una alta calidad del ambiente es tarea primordial para proveer a las generaciones futuras de lo mínimo para su desarrollo. Ante todo mejorar la comprensión de la totalidad de los seres vivos como seres valiosos y objetos de respeto.





Mtro. Omar Reyes



[1] Para mayor información referirse a www.aldoleopold.org
[2] Existen innumerables intentos por generar espacios de conciencia en la sociedad civil, sin embargo el esfuerzo de los gobiernos sólo se ha limitado a buenas intenciones en los innumerables tratados ecológicos. Para mayor información sobre los tratados se puede consultar el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

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