La palabra ecología, tan de
moda últimamente, proviene del griego Oikos, de esta misma raíz griega proviene
la palabra economía, que en sentido estricto sería economía = administración de
la casa; en el caso de la ecología, podríamos entenderlo como el cuidado de la
casa. Este primer acercamiento al origen etimológico de la palabra ecología nos
podría parecer bastante “romántico”, sin embargo contiene el sentido profundo
en el que la naturaleza es en realidad para nosotros, es decir nuestro hogar.
Desgraciadamente la
popularidad del término ecología tiene su referencia en la actualidad a las
desgracias ambientales que se han generado en los últimos años. Específicamente
en el siglo XX. Estos estragos tienen su origen en la revolución
técnico-científica donde los procesos de producción se eficientaron a partir
del descubrimiento del combustible de origen fósil, en otras palabras, el
petróleo. Y el sentido de la naturaleza como hogar del ser humano fue reducido
al vulgar término de recurso. De tal modo que en la primaria los maestros
habilidosos en los libros de texto de los años 70 hacían aprender a los
estudiantes que la naturaleza se puede dividir en recursos renovables y no
renovables.
¿Desde cuándo cambiamos el
entendimiento de la naturaleza como hogar que hay que cuidar, al de bodega de
recursos donde se puede acceder para obtener objetos útiles? Es en esta
tergiversación del entendimiento de la naturaleza donde el ser humano perdió de
vista lo fundamental respecto a la naturaleza para dedicarse a la preocupación
excesiva por la ganancia y la producción, y el sistema educativo, influenciado
en un afán de desarrollo económico a toda costa, tuvo gran responsabilidad en
generalizar el concepto de naturaleza como recurso. Aldo Leopold, defensor de
la ética ambiental, menciona “hemos abusado de la tierra porque creemos que es
un bien que nos pertenece. Cuando veamos la tierra como una comunidad a la cual
pertenecemos, empezaremos a usarla con amor y respeto”.[1]
La palabra ecología empezó a
utilizarse a principios del siglo pasado, y se designó al estudio de las
relaciones existentes entre los distintos seres vivos, incluido el hombre y
todos los elementos de su medio. Surge hace poco la idea de tierra como sistema
complejo en un sentido holístico, integrado por una enorme diversidad de
componentes e interacciones.
El concepto de Equilibrio Ecológico hace referencia a los procesos de
autorregulación generados en los ecosistemas. En estos se producen
transformaciones como resultado de los cambios físicos del medio y por la
actividad de los seres que los componen, así como la adaptación que todos los
organismos van generando al medio. La incidencia de la acción humana ha
provocado la aceleración de los procesos de cambio, sobrepasando con frecuencia
la capacidad de la naturaleza para poner en marcha los mecanismos compensadores
y dando origen al desequilibrio ecológico. La ecología enseña que los recursos
naturales no son ilimitados y que por lo tanto es necesario preservarlos y
administrarlos adecuadamente. La problemática ambiental de los países en vías
de desarrollo significa un alerta para la estrechez de miras de los países
ricos.[2]
La educación oficial ha de
resarcir el daño que produjo durante tantos años, especialmente en los países latinoamericanos,
por ello es necesario generar una nueva conciencia de la relación compleja y
dinámica entre el hombre y su entorno. Uno de los primeros objetivos de la
ecoeducación es conseguir que la gente comprenda los complejos problemas
ambientales que resultan de la interacción de factores biológicos, culturales,
físicos y sociales. El papel de la educación consistiría en difundir
información y formar a las nuevas generaciones en las formas de desarrollo que
permitan mantener una relación armoniosa con el medio.
La ecoeducación no puede ser
preocupación de cada persona, o estar limitada al ámbito privado. La generación
de actitudes y códigos de conducta compatibles con la consecución de una alta
calidad del ambiente es tarea primordial para proveer a las generaciones
futuras de lo mínimo para su desarrollo. Ante todo mejorar la comprensión de la
totalidad de los seres vivos como seres valiosos y objetos de respeto.
Mtro. Omar Reyes
[1] Para mayor información referirse a
www.aldoleopold.org
[2] Existen innumerables intentos por
generar espacios de conciencia en la sociedad civil, sin embargo el esfuerzo de
los gobiernos sólo se ha limitado a buenas intenciones en los innumerables
tratados ecológicos. Para mayor información sobre los tratados se puede
consultar el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
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