El ser humano está en una encrucijada:
por un lado tiene la necesidad de hacer uso de los recursos que le proporciona
el medio ambiente, con el objeto de seguir manteniendo sus patrones de consumo
o incluso incrementarlos, pero por otro lado debe cuidar el medio ambiente, de
lo contrario nos encaminamos invariablemente a la autodestrucción. Parece una
cuestión simple de resolver, sin embargo la idea de poner un límite al
desarrollo es casi impensable en nuestro sistema económico.
Las empresas no están dispuestas a
invertir en programas de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías que
disminuyan la contaminación, porque incrementarían sus costos de producción, en
consecuencia aumentaría el precio de los productos considerablemente y las
personas no estarían dispuestas a pagarlo.
La población mundial es de gran escala
(6,572,321,464 habitantes en el planeta)[1] y está
en constante aumento. Esta razón es suficiente para que la producción mundial
de bienes y servicios no disminuya la producción de alimentos, la consecuencia
serían más hambrunas de las que hay en este momento. Cabe comentar que, de
hecho, no hay recursos naturales suficientes para la gran población mundial. Un
equilibrio ambiental requiere necesariamente una población humana menor, lo que
implica otro gran debate.
Otro dato que es necesario abordar es
que existen bienes que contaminan en gran escala, dichos bienes son necesarios
para el desempeño de las actividades diarias, sobre todo en los países
industrializados. La gran contaminación de estos bienes y servicios provocan
que la ciencia junto con la tecnología enfrenten grandes dificultades para
sustituirlos, debido al elevado costo en gastos de investigación, pero además
el desarrollo de nuevas tecnologías para sustituir a la energía tradicional
propiciaría el colapso de compañías que han basado su éxito en la utilización
del petróleo...
... A esto debemos aunar la crisis energética que se avecina y que ya
tiene sus inicios. La sociedad moderna ha basado su desarrollo en la energía de
origen fósil, es decir en el petróleo, pero este recurso está muy próximo a
terminarse. Por ejemplo México, la economía de nuestro país ha estado cifrada
durante varias décadas en la producción de petróleo, sin embargo los analistas
afirman que la duración de las reservas en nuestro país es de 20 años, según
los más optimistas, en otros análisis solamente mencionan diez años.
Siguiendo con la idea arriba
mencionada, los dirigentes de las grandes compañías junto con personajes
políticos tienen intereses económicos, una forma para maximizar sus beneficios
económicos y su posición de poder en el mundo no es precisamente la elaboración
de políticas o acciones destinadas a la protección del medio ambiente o la
regulación de la explotación de los recursos naturales. En este rubro se podría
insertar perfectamente los acontecimientos generados en la invasión a Irak.
Todos conocemos la acusación sin fundamento que Estados Unidos ejerció contra
Irak diciendo que tenían armas de destrucción masiva. Cuando detrás estaba el
interés por el control de la reserva petrolera más grande del planeta.
Por otra parte, la esencia del
capitalismo es la producción. El sistema capitalista continuará produciendo. En
otras palabras, no hay modo de pensar que llegará un momento en que el
desarrollo tenga un freno bajo este sistema económico-social.
“nuestra civilización ha llegado o
está por alcanzar un punto en el cual se están tornando crecientemente
insustentables los actuales niveles de consumo de su población. Estamos así
enfrentados, como únicas salidas posibles, a dos opciones: una reducción de la
población o una reducción del consumo”.[2] Pero
actualmente el consumo no se puede reducir a menos que se reduzca la población
o las personas reduzcan sensiblemente su consumo; esto es complicado pues el
consumo, en la mayoría de los casos, está aparejado con el nivel de vida del
individuo.[3]
La necesidad de un replanteamiento de
una postura hacia la naturaleza es fundamental en estos tiempos. Es necesario y
urgente implementar una conciencia de respeto a la naturaleza y de integración
del ser humano al sistema universal del que somos parte.
El problema principal de la ética
ambiental es cómo lograr hacer conciencia en los seres humanos sobre la
relación del hombre con la naturaleza. La relación es de reciprocidad,
situación que no se cumple porque nosotros recibimos y explotamos de la
naturaleza todo lo posible y más aún, y esta explotación está basada en el
valor instrumental que le damos a casi todo.
Los seres humanos hemos abusado de la
naturaleza y hemos roto la homeostasis ecológica. En los últimos años hemos
sido testigos de los cambios climáticos: el fenómeno del niño, las constantes
inundaciones, las sequías que se alargan, los huracanes en zonas que no sufrían
de ello, las nevadas fuera de tiempo, los frentes fríos prolongados y de mayor
alcance, el derretimiento de los polos, el aumento del nivel del mar, el
aumento de la temperatura global, las migraciones de especies marinas y
terrestres, la desaparición de especies, la reaparición de virus que se
pensaban erradicados, etc.
Para este siglo que apenas comienza,
la ética ambiental tiene mucho trabajo por delante. Es necesario buscar en el
pensamiento las soluciones concretas necesarias para poder hacer frente a estos
desafíos. Las necesidades humanas innecesarias tienen que ser olvidadas por el
bien futuro de la vida en el planeta. Las supuestas necesidades de consumo, que
el sistema ha impuesto, han mermado considerablemente la capacidad del planeta
de regenerarse.
La sociedad mundial está comenzando a
atravesar puntos coyunturales para el bien de mañana. La solución está en la
adecuada educación y conciencia de cada persona sobre la vida como un todo. Es
imperativo dejar de dar un valor instrumental a las cosas y comenzar a tomar en
cuenta el valor intrínseco de la naturaleza.
Mtro. Omar Reyes
[1] Según International Program
Center , U. S.
Boreal of Sensus. The total population of the world projected to 01/26/07.
[2] Antonio Elizalde
Hevia. La bioética y la dimensión humana en el desarrollo sustentable. Valores
y Redes de Solidaridad. (en línea) Instituto Nacional de Ecología.
[3] En la historia hay
cuatro elementos básicos que han reducido sensiblemente la población humana: 1.
La misma capacidad destructiva del ser humano. 2. Las pandemias. 3. Las
hambrunas. 4. Los desastres ambientales.
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