jueves, 19 de noviembre de 2015

Del Archivero: elementos de ética ambiental


En esta participación abordaremos en breve las posturas de la ética ambiental, iniciando con las definiciones básicas y plantearemos las propuestas de las diversas tendencias, iniciando por el antropocentrismo, las éticas zoocéntricas, la biocéntrica y finalmente una ética para el ecosistema.

La ética es la reflexión sobre las responsabilidades morales que tiene el ser humano. Originalmente esta rama de la filosofía se limitaba a los deberes que tenía el hombre para consigo y para los demás hombres. Por eso para algunos todavía les parece extraño que se hable de una ética ambiental, como si los animales y las plantas tuvieran derechos y responsabilidades.

Evidentemente la ética es un quehacer humano; a un león no se le puede juzgar si mata una cebra; pero a un ser humano sí se le juzgaría si mata otro ser humano. Entonces, por qué hablar de una ética ambiental. La razón es sencilla, los seres humanos tenemos la obligación de reflexionar sobre nuestra responsabilidad para el lugar donde habitamos.


Encontramos casi a diario, por suerte, noticias referentes al medio ambiente. Parece ser que nadie cuestiona la necesidad y la importancia de valores para que los seres humanos asuman una actitud de responsabilidad hacia el mundo que los rodea, y muchos de ellos claman por una ética “ambiental” o “ecológica”. Baste la diferenciación entre estos términos para continuar nuestro escrito. Los conceptos de ambiente y ecología tienen lógicas distintas, a pesar de que a veces sus significados se traslapan. El ambiente es más que un espacio físico: es una fusión de nuestra conciencia de su significado con las condiciones climáticas, geológicas, geográficas y físicas. El ambiente es, en grado significativo, un constructo cultural y, al mismo tiempo, se halla determinado por imperativos independientes de las actividades humanas, sean estas intencionales o no. Por su parte la ecología es una ciencia que estudia las relaciones del organismo con su ambiente; busca las pautas o principios de organización vigentes dentro de la complejidad natural. Estas pautas y principios no son normativos: forman parte de la moral sólo en cuanto se hallan integrados a nuestro conocimiento y a nuestra interpretación de los datos. La ética “ambiental” comprende varias posiciones éticas hacia los entes vivos no humanos y hacia entidades colectivas tales como especies y ecosistemas.[1]

A partir de la Revolución Industrial la naturaleza dejó de ser ese lugar mágico y místico para convertirse en una bodega; en México, nuestros maestros de primaria nos acostumbraron a dividir la naturaleza en dos: recursos renovables y no renovables (influencia de la ola de positivismo en los planes de estudio).Tratamos a la naturaleza exactamente igual que a una bodega, de donde podemos extraer “recursos” cuando lo necesitemos y habrá en algunas bodegas excedentes de material y entonces se puede explotar libremente (como la selva amazónica o los bosques oaxaqueños). A partir de este momento, lo que pensaría el ser humano de la naturaleza se vería transformado radicalmente.

El deterioro ecológico es resultado de la actividad humana motivada por sistemas de valores que justifican la destrucción en pos de un prometido desarrollo. La transformación del planeta se ha alterado más en los últimos 200 años que en el resto de su existencia. Por es no cabe duda de que la frágil situación ecológica comporta un cuestionamiento para los sistemas éticos tradicionales.
Por si fuera poco, tenemos poco tiempo para generar una transformación de fondo al mismo tiempo que nos lleve a la praxis ipso facto; la educación se debe llevar al mismo tiempo que las actividades en pro del medio ambiente, no podemos esperar a que las nuevas generaciones sean re-educadas, tenemos que hacer un esfuerzo por cambiar nuestros valores, por ejemplo los de consumo. La ética ambiental quiere llenar el vacío que deja el pensamiento mercantilista colocando en su lugar las nociones de conciencia y de responsabilidad.

Uno de los iniciadores de esta reflexión ética para el medio ambiente fue Peter Singer.[2] En su ya clásico libro, Singer hace un esfuerzo por expandir las responsabilidades morales, si no a toda la naturaleza, por lo menos a todos aquellos animales que tienen una capacidad: la de sufrir. El sufrimiento no es exclusivo del ser humano y es distinto al dolor. Por lo menos los animales con sistema nervioso central son criaturas susceptibles de sufrir. En esta ética restringida a los animales (ética zoocéntrica), Singer nos alerta de que lo peor que podemos hacer es infligir dolor y sufrimiento a otro ser vivo. Para ello, Singer se vale del utilitarismo[3] para expandir la visión ética tradicional que dice que sólo los animales racionales (el ser humano) es susceptible de ser considerado moralmente.

Peter Singer y Tom Regan, aunque tienen diferencias teóricas, confluyen en la defensa de la tesis de que “por lo menos algunos animales deben ser tomados en cuenta al reexaminar nuestras obligaciones morales”. Las ideas del filósofo australiano a partir de su libro Liberación animal,[4] dieron origen al movimiento “liberacionista”, mientras que las ideas del filósofo norteamericanos Tom Regan originaron el movimiento a favor de los derechos de los animales.[5]

Aquél que haya hecho una reflexión a profundidad de la ética zoocéntrica, necesariamente caerá en cuenta que el movimiento de protección a los animales representa un ensanchamiento de los estrechos límites de la ética tradicional, pero que de todos modos se queda muy corto al no prestar atención a la situación de la gran mayoría de los seres vivientes. Así pues, la visión biocéntrica defiende que en las consideraciones morales están incluidos todos los seres vivos.

Finalmente cerraremos esta colaboración citando a Aldo Leopold cuando insiste en que “la ética de la tierra simplemente extiende los límites de la comunidad para dar cabida a los suelos, las aguas, las plantas y los animales, o, colectivamente, a la tierra”. Se está hablando, pues, de especies (o clases), cuencas, ecosistemas y de la biosfera toda; del sustento de la vida, de la matriz biológica.



Omar Reyes



[1] Kwiatkowska, Teresa, et al. Los caminos de la ética ambiental, México, Ed. Plaza y Valdés, 2001.
[2] Singer, Peter. Liberación Animal, Editorial Torres Asociados, 1996.
[3] Ferrater, José, Diccionario de Filosofía, Alianza Editorial, 2001.
[4] Op. Cit. Singer…
[5] Cfr. Kwiatowska…

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