Introducción
La sociedad es una
organización que siempre ha intentado mantener las relaciones sociales estables,
para ello ha producido algunos aparatos que le ayudan a mantener estas
relaciones en el marco de un sistema. Louis Althusser, por ejemplo, manifiesta,
que en el sistema capitalista, el Estado ha implementado ciertos aparatos ideológicos
para mantener el orden, dichos aparatos abarcan lo religioso, lo escolar, lo familiar,
lo jurídico, lo político, entre otros (1). Los aparatos del estado, según su
función, se dividen en dos tipos: los aparatos ideológicos y los aparatos de
represión. En este breve trabajo nos enfocaremos exclusivamente a un aparato ideológico:
el escolar.
La escuela como aparato
ideologico
La escuela es el aparato
ideológico represivo que funciona mediante una violencia, no de tipo físico. La
escuela es una realidad que presenta la forma de institución precisa y
especializada de ideología dominante (2). Lo anterior se debe a que los aparatos
ideológicos dominantes buscan el mismo resultado: “la reproducción de las relaciones
de producción, es decir, de las relaciones capitalistas de explotación” (3).
Si entendemos que la
escuela es un aparato ideológico dominante del sistema capitalista, la pregunta
es ¿cómo es posible que así sea? La respuesta a esta primera pregunta es muy
fácil, pues es a través de aprendizaje de saberes prácticos durante la
inculcación masiva de la ideología dominante. Entonces surge otra pregunta más
radical y que será el eje de nuestro trabajo: ¿Cómo se lleva a cabo esta
inculcación de saberes prácticos que provoca la permanencia de la ideología
dominante?
La alienación en la
escuela
En primera instancia
consideramos que la alienación es la primer causa por la que la reproducción de
las ideologías dominantes se mantienen vigentes en una sociedad que se desenvuelve
en un marco de tipo capitalista.
La alienación es vista
como una representación imaginaria de sus condiciones de existencia, dadas a
través de las relaciones sociales, que se inculcan en la escuela por medio de
las representaciones simbólicas, de tal manera que estas representaciones
simbólicas son de tipo violento, pues “todo poder que logra imponer significaciones
e imponerlas como legítimas disimulando las relaciones de fuerza en que se funda
su propia fuerza, añade fuerza propia, es decir, propiamente simbólicas, a esas
relaciones de fuerza” (4), y es por medio de estas significaciones adquiridas
en la escuela como se manifiesta la continuidad de la ideología.
Esta alienación en la
escuela está fundamentada en una acción pedagógica que logra la imposición de los
símbolos de una arbitrariedad cultural (5), que está destinada a reproducir la
propia cultura a través de la relación de comunicación.
La violencia simbólica se
produce ya que su efecto no se presenta con toda la verdad, esto es, existe una
verdad a medias, por lo que se hacen y se inculcan los aprendizajes, de tal
manera que quien recibe la información o inculcación no visualiza objetivamente
el hecho de ser violencia o alienación dominante, sino que solo logra inferir que
este proceso es una educación para llegar a establecer un futuro económico
estable en la sociedad que lo lleva a un status alienado, sin tomar conciencia
de lo que se está llevando a cabo con él.
La tarea de la escuela
en la reproducción ideologica dominante
La escuela inculca, a
través de las diversas metodologías de la enseñanza, los saberes prácticos que implícitamente
traerán el mensaje simbólico de la represión y por lo tanto de la reproducción
de la cultura en la que se desenvuelven.
Los niños que fueron
inculcados en los primeros años de su vida están listos para que cuando llegue
la edad de ser aceptados en el sistema económico (16 a 21 años) como población
activa, ya tiene impregnada la alienación de funcionar como el sistema mismo lo
ha preparado. Quien logra pasar la primera escala del sistema económico, llega
a ser un pequeño burgués o pretende ser un pequeño burgués de la clase
privilegiada, pero su legitimidad en esta clase no es real, pues él ha sido
alienado para creerlo así.
Existe una tercer etapa,
donde se convierte en un intelectual, y por ende, tiene la posibilidad de
conocer, la verdad de estas relaciones de poder de violencia simbólica que se ha
ejercido sobre él, pero ya es demasiado tarde para cambiar su pensamiento, pues
ahora se convierte en el reproductor de las ideas de la ideología dominante
misma, esto es, que él es una agente directo de la explotación, cuando el sistema
ha logrado esta inserción del intelectual en su aparato ideologizante, la
violencia simbólica de la alienación habrán cumplido su función, pues con ello
proporciona un nuevo instrumento, mejor preparado que le ayudará para mantener
su sistema ideológico dominante (6).
La tarea del maestro en
la ideología dominante
Nuestra tercera pregunta
es ¿quién lleva acabo todo este proceso de ideologización dominante en la
escuela en una sociedad capitalista? La respuesta es obvia, complicada pero
obvia: el maestro. Al igual que Althusser pido disculpas a los maestros que
luchan contra toda adversidad para tomar conciencia de esta situación, pero la mayoría
de los maestros juegan el papel de ideologizadores sin siquiera saberlo. Estos
otorgan a los alumnos los saberes prácticos de cada materia reproduciendo los
contenidos que mantienen a la cultura dominante.
La acción pedagógica,
entendida “objetivamente como una violencia simbólica, en un primer sentido, en
la medida en que las relaciones de fuerza entre los grupos o las clases que constituyen
una formación social son el fundamento del poder arbitrario que es la condición
de la instauración de una relación de comunicación pedagógica o ser, de la
imposición y de la inculcación de una arbitrariedad cultural según un modelo
arbitrario de imposición y de inculcación” (7), esto es la educación ejercida
en la escuela se da a través de las significaciones que el maestro da a sus
contenidos, pero como son miembros de esta cultura no pretenden más que reproducir
lo que a ellos les han inculcado, establecen relaciones violentas simbólicas, buscan
la disciplina a como de lugar ya sea ideología o represiva (castigos), dando
lugar a los esquemas que se presentan en la sociedad “si cometes una falta hay
que satisfacer el delito por medio de la pena correspondiente”.
La acción pedagógica
debemos entenderla como un instrumento de transubstanciación de las relaciones
de fuerza acordes con la realidad social dando legitimidad a la dominación en
el sistema capitalista.
Sinópsis
Resumiendo, en el sistema
capitalista, el Estado ha implementado ciertos aparatos ideológicos que según
su función, se dividen en dos tipos: los aparatos ideológicos y los aparatos de
represión, la escuela es el aparato ideológico represivo que funciona mediante
una violencia, es una realidad precisa y especializada de ideología dominante que
a través de aprendizaje de saberes prácticos impone la ideología dominante por medio
de la alienación que se da por las representaciones simbólicas logrando la
continuidad de la ideología, los maestros otorgan a los alumnos los saberes
prácticos de cada materia reproduciendo los contenidos que mantienen a la
cultura dominante a través de la acción pedagógica que es un instrumento de
transubstanciación de las relaciones de fuerza acordes con la realidad social
dando legitimidad a la dominación en el sistema capitalista.
A manera de conclusion
Después de lo anterior nos
queda una sola pregunta ¿qué vamos a hacer para reconocer estos fundamentos de
legitimidad de la dominación pedagógica y transformarla para convertirla en una
acción pedagógica crítica de la realidad? Nuevamente la respuesta es sencilla, tomar
conciencia de lo que acontece en nuestro quehacer de maestros.
La toma de conciencia debe
consistir en la doble acción de la reflexión, es decir conocer y actuar, para
transformar el entorno educativo y lograr una transformación de los alumnos en
sus pensamientos críticos y además el maestro debe convertirse en un sujeto
pensante y crítico de su acción pedagógica en un sistema capitalista, quizá es
lo que tendríamos que hacer en nuestro Sistema Educativo Mexicano, ¿no lo cree
así maestro lector?
Notas:
1 ALTHUSSER, Louis, LA FILOSOFÍA
COMO ARMA DE LA REVOLUCIÓN, Cuadernos de Pasado y presente, siglo XXI, México
1986, p. 110.
2 Idem. P. 116
3 Idem. P. 117.
4 BOURDIEU, Pierre y PASSERON, Jean-Claude, LA
REPRODUCCIÓN, Ed. Laila, España, 1981, p. 44.
5 Idem. P. 45.
6 Op. Cit. ALTHUSSER,
Louis. P. 118.
7 Op. Cit. LA
REPRODUCCIÓN, p. 46.
B i b l i o g r a f i a
.
ALTHUSSER,
Louis, La filosofía como arma de la revolución. Cuadernos de pasado y presente,
Ed. siglo XXI, México, 1986
BOURDIEU,
Pierre y Jean- Claude Passeron. La reproducción. Edit. Laila. España 1981.
Gabriel
Osnaya Vargas
Maestro
en Ciencias de la Educación
Maestro en Administración de Instituciones Educativas
Doctor en Educación
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