jueves, 18 de junio de 2015

A fondo: el niño y sus primeras experiencias formativas al cursar la educación preescolar (1)

En México, como en otros países del mundo, se ha reconocido la importancia de la Educación Preescolar para el desarrollo de las potencialidades de las niñas y niños por lo que resulta necesaria mejorar la calidad de vida de las experiencias educativas que se les ofrecen en cada uno de los centros escolares.

La Educación Preescolar y el cuidado de los niños, de acuerdo a Torres (2002), representa un asunto crítico en las actuales políticas, ya que deben fundamentar y demostrar la importancia que tiene este nivel educativo.


La reciente explosión de información científica con estudios realizados por Greenough, Black y Wallace (1987, citado por Meece, 2000), sobre el desarrollo del cerebro ha demostrado que los primeros cinco años de vida son un momento de alto desarrollo cognoscitivo, emocional, físico y social.

Según estos investigadores el cerebro humano muestra mayor plasticidad durante esta época; por plasticidad se entiende la capacidad de cambiar en un momento crítico de desarrollo neuronal. La ausencia de experiencias estimulativas puede retardar el desarrollo de las conexiones cerebrales y la aparición de ciertas capacidades, o perderse para siempre las neuronas que no son estimuladas durante el nivel máximo de formación y cambio. Golden (1994, citado por Meese, 2000), afirma que la plasticidad y adaptabilidad del cerebro del niño son inigualables en los primeros años de vida ya que al llegar a la pubertad se empieza a perder parte de esa plasticidad porque los dos hemisferios del cerebro comienzan a especializarse.

Estas argumentaciones son uno de los sustentos más fuertes a favor de programas de intervención curricular que promueven favorecer el desarrollo integral durante los primeros años de la niñez, en donde, por medio de su asistencia a los planteles educativos preescolares, se dé inicio a las experiencias formativas de aprendizaje que tendrán influencia determinante a lo largo de su vida.

Por aprendizaje de acuerdo a Coll, Palacios y Marchesi (2001), se concibe el proceso continuo de transformación del comportamiento a través de una permanente acomodación del sistema nervioso al entorno cambiante que rodea al individuo; es decir que el aprendizaje surge en un dominio de acción en el cual el organismo es capaz con otros de construir una historia de interacciones que hacer surgir un mundo de realidad que comparten.

Los estudios del papel social del desarrollo cognoscitivo (Schwebel, 1990, citado por Coll, et al) muestran que el aprendizaje estimula el desarrollo que a su vez conduce a un aprendizaje más avanzado. Bajo esta perspectiva la investigación y la teoría sobre el desarrollo de los niños nos han otorgado una base de conocimientos cada vez más completa sobre la secuencia y la negociación de los logros de desarrollo de niños pequeños y sobre los apoyos ambientales necesarios para estimularlos y sostenerlos. Esta participación de los niños en las experiencias sociales y en otras actividades normativas es facilitada por otros, con mayores conocimientos y experiencia. Los niños aprenden a construir el significado de la experiencia por medio de sus interacciones con otros; y porque interpretan los significados en formas similares, los miembros de los grupos pueden mantener en vigor su cultura común. De este modo, la cultura y el desarrollo individual están mutuamente arraigados; ambos son esenciales para comprender lo que las personas significan con lo que hacen (Rogoff, Gauvain y Ellis, 1984).

De esta manera se desarrollan las interacciones que existen entre desarrollo y aprendizaje, la reciprocidad y la interdependencia relacional del lenguaje, del pensamiento, de las acciones, de la autonomía personal e interpersonal, el valor del contexto y de los procesos comunicativos. Según Vigotsky, (citado por Mecce, 2000), el lenguaje es la herramienta psicológica que más profundamente influye en el desarrollo cognitivo del niño. Vigotsky usó la designación de zona de desarrollo proximal, para designar la diferencia entre lo que el niño puede hacer por sí mismo y lo que hace con ayuda. Supuso que las interacciones con los adultos y los compañeros en la zona del desarrollo proximal sirven para logra niveles superiores en el funcionamiento mental.

Bowman y Stott (s/f), mencionan que convertir el desarrollo de los niños en eje de la práctica docente constituye una importante aportación a la pedagogía de la niñez temprana. Ciertos principios clave del desarrollo nos han ofrecido una útil guía para la práctica; éstos incluyen ideas como: 1) los niños construyen activamente su propia inteligencia; 2) existen diferencias individuales en el ritmo y los estilos del desarrollo de los niños; y 3) todos los dominios del desarrollo (emocional, social, físico y cognitivo) son importantes y están interrelacionados al determinar la conducta y recientemente 4) que desea sentirse parte del mundo, usar una compleja (y todavía no valorada) redes de capacidades y de aprendizajes, y capaz de organiza relaciones y mapas de orientación personal, interpersonal, social, cognitiva, afectiva e incluso simbólica (Malaguzzi, 2001).

En “Educación y cuidados durante la primera infancia” (ECPI) publicado por la OCDE (2002), se reconoce la importancia que debe dar cada gobierno a la Educación Preescolar, como medio para fomentar la igualdad de oportunidades educativas que le permitan desarrollarse positivamente durante las siguientes etapas educativas y la edad adulta, ofreciendo una gama de experiencias apropiadas y dándole la oportunidad de adquirir las competencias que necesitará para participar tanto en la escuela, como el trabajo y la sociedad en general. Como se mencionó anteriormente las investigaciones demuestran que los primeros seis años de vida son extremadamente importantes para el establecimiento de actitudes y patrones de pensamiento.

Un eje articulador y la idea fundamental de la Conferencia Mundial sobre Educación para todos es la noción de necesidades básicas de aprendizaje a través de una educación básica para todos, mencionado por Torres (1998). Este postulado nos lleva a considerar que una necesidad de aprendizaje supone el reconocimiento de algo que es y la distancia con el deber ser.

Los documentos de Tailandia (Declaración y Marco de Acción) definen como “primer paso” en las pautas de acción “identificar” las necesidades básicas de aprendizaje “de preferencia a través de un proceso participativo que involucre que existen en la sociedad.

Los documentos de Tailandia insisten en que la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje no se limita a la escolarización sino que se inicia con el nacimiento y se realiza a lo largo de toda la vida; que no se reduce a la oferta del sistema educativo formal, sino que compromete a muchas otras instancias (familia, medios de comunicación, etc.), que debe ser encarada con acciones y estrategias “multisectoriales” como responsabilidad de la sociedad entera.

Los planteamientos que acompañan al enfoque de necesidades básicas de aprendizaje son parte de una larga trayectoria de progreso educativo y pedagógico: Este enfoque abre perspectivas interesantes y renovadoras que pude permitir entre otras cosas:

·         Recuperar la unidad dialéctica entre enseñanza y aprendiza (aprendizaje como objetivo fundamental de todo proceso educativo)
·         Restituir al alumno el lugar prioritario que le corresponde dentro del sistema educativo y del proceso pedagógico, exigiendo definir y explicitar las visiones y conceptos de “alumno” que subyacen en las prácticas vigentes (usuario, objeto, deber ser, etc.)
·         Reconocer que todos los niños, jóvenes y adultos tienen necesidades básicas de aprendizaje que satisfacer
·         Recuperar el saber cómo elemento clave de todo proceso educativo (qué se sabe, qué se aprende), incorporando una visión amplia de saber en la que tienen cabida el saber común y elaborado
·         Revalorar y reunir el sentido (teórico y práctico) de la educación permanente y del aprender a aprender, al colocar el acento no en la educación / enseñanza, sino en el aprendizaje, que no se limita a la enseñanza ni a la escolarización que empieza con el nacimiento y dura toda la vida.

El aprendizaje innovador es aquel que somete a examen las suposiciones para buscar perspectivas nuevas, permite prever los cambios y saber manejarlos, de modo que las personas puedan construir el futuro y no solo acomodarse en él, lo que requiere un desarrollo del aprender a pensar (Botkin, 1982, citado por Torres, 1998). Surgen entonces los diferentes programas diseñados en la línea del “enseñar a pensar” (De Bono, 1986, citado por Torres, 1998).

Desarrollar las habilidades del pensamiento es hoy- se afirma- más necesario que nunca, en la medida que se requiere no solo saber muchas cosas, sino habilidad para aplicar conocimientos antiguos a formas nuevas, elegir acertadamente y valorar las alternativas existentes de manera concienzuda a fin de tomar decisiones correctas, desarrollar espíritu de indagación y razonamiento, discriminar los mensajes y las afirmaciones, sopesar las pruebas, es decir se requiere más que nunca pensar de un modo crítico.

La capacidad para solucionar problemas depende no sólo de un pensamiento eficaz, sino del conocimiento que se tenga acerca del problema en particular. A cada tipo de problema le corresponden habilidades y conocimientos diferentes (por ejemplo, resolver rompecabezas, crucigramas, una llanta baja, una ecuación matemática, una emergencia médica, etc.).

La capacidad de resolver problemas está vinculada a la creatividad, el razonamiento, el pensamiento crítico, estimular esto último es, de hecho, estimular dicha capacidad. Por otro lado, se destaca el valor de algunos heurísticos útiles, (particularmente en lo que toca a la representación del problema y al diseño del plan), que parecen importantes y posibles de ser enseñados en el aparato escolar (Nickerson, 1987).

Para responder a todo lo anterior y tomándolo como fundamento al establecer la obligatoriedad de la educación preescolar, en nuestro país, el poder legislativo ratificó expresamente, en la fracción y del artículo tercero constitucional el carácter nacional de los planes y programas de la educación preescolar, en los siguientes términos: “Para dar pleno cumplimiento al segundo párrafo y a la fracción II el Ejecutivo Federal determinará los planes y programas de estudio de  la educación preescolar, primaria y secundaria y normal para toda la República. Para tales efectos, el Ejecutivo Federal considerará la opinión de os gobiernos de las entidades federativas y de los diversos sectores sociales involucrados en la educación, en los términos que la ley señale. Es un cumplimiento de este mandato que la Secretaria de Educación Pública presenta el Programa de Educación Preescolar 2004.

La renovación curricular tiene como finalidades: a) contribuir a que la educación preescolar favorezca una experiencia educativa de calidad para todas las niñas y todos los niños, garantizando que cada uno de ellos viva experiencias educativas que le permitan desarrollar, de manera prioritaria, sus competencias afectivas, sociales y cognitivas, desde una perspectiva que parata del reconocimiento de sus capacidades y potencialidades y b) contribuir a la articulación de la educación preescolar con la educación primaria y secundaria mediante el establecimiento de propósitos fundamentales que corresponden a la orientación general de la educación básica.

Estas finalidades responden a los requerimientos actuales del tipo de educación que se requiere en nuestro país ante los retos de las tendencias globales y los avances tecnológicos y científicos mundiales.

En la segunda entrega abordaremos los fundamentos del programa y los propósitos fundamentales de la educación preescolar.


Referencias
Bowman, B. y Stott, F. (s/f). Cómo comprender el desarrollo en un contexto cultural. El desafío para los maestros. México.: SEP.
Coll, C, Palacios, J y Marchesi, A. (2001). Desarrollo psicológico y educación. Madrid, España.: Alianza Editorial.
Meece, J. (2000). Desarrollo del niño y del adolescente. México.: McGrawHill.
OCDE (2002). Niños pequeños, grandes desafíos. México.: Fondo de Cultura Económica.
SEP (2004). Programa de Educación Preescolar. México.
Torres, R. (1998). Qué y cómo aprender. México.: Editorial Biblioteca del Normalista.



Graciela Nolasco Aviña
Es Maestra en Administración de Instituciones Educativas y
Docente de Educación Básica


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