miércoles, 27 de mayo de 2015

Del Archivero: escuela del futuro o comunidades de aprendizaje

En los últimos años, el sistema educativo ha experimentado una serie de cambios en los principales campos de acción de la política educativa: el financiamiento, la organización general del sistema, los planes y programas de estudio, los materiales educativos dirigidos a los alumnos, la elaboración de materiales de apoyo para la enseñanza, el establecimiento de Centros de Maestros en toda la República Mexicana y una oferta federal y estatal de cursos y talleres de actualización. Además de estas medidas nacionales y generales se han puesto en marcha otros programas destinados a regiones marginadas. Todas estas acciones han tenido como propósito mejorar la calidad de la educación.

 Sin embargo, diversas evaluaciones promovidas por la SEP y por organismos internacionales indican que el promedio general está por debajo de lo esperado, especialmente en lo que se refiere al desarrollo de las habilidades intelectuales básicas, la solución de problemas y la comprensión de conceptos fundamentales de la ciencia, de la historia y de la geografía.

 ¿Por qué, a pesar de las acciones de reforma educativa, los cambios en el aula y en el funcionamiento cotidiano de la escuela siguen siendo débiles, cuando no imperceptibles?

 

Es necesario reconocer que gran parte de las acciones de la reforma no están concretándose en las escuelas y en los salones de clase. Aun las propuestas para la enseñanza contenidas en los materiales de apoyo para el maestro, los nuevos libros de texto y las actividades didácticas específicas que ahí se sugieren y que llegan directamente al aula, tampoco se aprovechan plenamente.

 

El estudio de los procesos de reforma y, especialmente, la experiencia de muchas generaciones de profesores, ha demostrado que para que un cambio sea efectivo es necesario que por lo menos se cumplan tres condiciones: que la propuesta educativa sea adecuada para resolver un problema real, que los profesores estén de acuerdo con los cambios propuestos y que existan las condiciones materiales e institucionales para llevarlos a cabo.

 

En el México de hoy las condiciones que faltan parecen residir en el clima de trabajo y en la cultura escolar, que gobiernan el funcionamiento cotidiano de la escuela y que influyen en el desarrollo del trabajo docente en el aula. Estas condiciones tienen relación con el conjunto de valores, de formas de entender la tarea educativa, de normas explícitas e implícitas y de costumbres, que hacen que determinadas acciones o conductas sean válidas y merezcan aprobación, mientras otras se observan como fuentes de ruptura de la estabilidad en el plantel o en la zona escolar.

 

¿Qué características debe tener la escuela para garantizar que todas las niñas y todos los niños alcancen los propósitos educativos básicos? ¿Qué rasgos constituyen condiciones sin las cuales no tiene sentido plantearse procesos de innovación?

 

La organización de la escuela debe partir desde las perspectivas de la educación en el país que se inserta, esta propuesta se basan principalmente en la visión de la SEP para la educación en México. La administración comienza y termina con las metas; sin objetivos claros, concisos y divulgados, no es posible la administración.

 

Dentro de la Misión se manifiesta la idea que la educación que reciban los mexicanos sea una educación de calidad, en cualquiera de los niveles que lo requieran, en este caso la educación secundaria. Su visión se fundamenta en una educación para el desarrollo integral; este sistema educativo de calidad debe constituir el eje fundamental del desarrollo cultural, científico, tecnológico, económico y social de la nación.

 

Por lo anterior existe la disyuntiva ¿Qué características debe tener la escuela para garantizar que todas las niñas y todos los niños alcancen los propósitos educativos básicos? ¿Qué rasgos constituyen condiciones sin las cuales no tiene sentido plantearse procesos de innovación?

 

Ante esta pregunta es imperante que se hagan transformaciones de tipo organizacional en las instituciones de educación secundaria y perfilar su trabajo en pos de una educación de calidad y que realmente tenga un desarrollo integral del individuo, por lo que la escuela debe potenciar los procesos de enseñanza, aprendizaje, gestión y evaluación, basándose en un proyecto de escuela encaminado a fortalecer e innovar el desarrollo educativo de la institución (Fullan, 2000).

 

Se consideran tres objetivos principales en el accionar de la nueva escuela:

 

1.    Potenciar y fortalecer los procesos de enseñanza, aprendizaje, gestión y evaluación

2.    Transformar, a través del Proyecto Escolar, la inserción progresiva, de acciones que favorezcan el desarrollo de la comunidad educativa ya sea personal de la escuela, alumnos y/o padres de familia.

3.    Convertir cada escuela secundaria en una comunidad de aprendizaje, impulsando el aprendizaje colaborativo y las relaciones de intercambio conocimientos.

 

Lo anterior se basa en un diagnóstico organizacional de la escuela secundaria donde se evidenciaron los siguientes problemas:

 

1.    La escuela no funciona como una unidad educativa en la que directivos y maestros comparten la visión y las metas

2.    Las reuniones de academia se realizan por especialidad, lo que dificulta el diálogo entre profesores de asignaturas distintas

3.    La función que desempeñan los directores y subdirectores de la escuela generalmente se centra en resolver cuestiones administrativas, en gestiones para el mantenimiento y mejora del edificio escolar y, coyunturalmente, en asuntos político-sindicales

4.    La relación entre la escuela y las familias se limita a asuntos de cooperación financiera y a reportes sobre la disciplina de los alumnos, y en caso extremo, se basa en la ayuda personalizada a un solo alumno en problemas de índole particular.

 

Por lo que el primer paso para la transformación de la escuela secundaria se basa en la construcción de comunidades de práctica, fortaleciéndose a través de la sistematización del trabajo colegiado entre docentes, tomando como parte importante la evaluación, actualización y capacitación al interior de la escuela. Lo cual deberá reflejarse en los procesos de aprendizaje que favorezcan el desarrollo integral del alumno, del personal de la escuela y de la organización misma.

 

 

 

 

 

Gabriel Osnaya Vargas

Maestría en Ciencias de la Educación

Maestría en Administración de Instituciones Educativas

Doctorado en Educación

No hay comentarios:

Publicar un comentario