Forma e integra personas. Impacta
y da sentido a la vida. Genera creencias y
aptitudes con efecto a largo
plazo. Puede provocar derroche de creatividad y
ser acelerador del aprendizaje.
Luis Perelman.
Al
adentrarse en la lectura de autores importantes sobre las teorías del
aprendizaje, suele uno encontrarse con diferentes posturas que intentan explicarlo:
conductismo, cognoscitivismo y humanismo, entre otros.
Recientemente
en los ambientes educativos las palabras aprendizaje significativo han cobrado auge
en el afán por llegar a una educación eficiente y no desvinculada con los dos principales
actores del proceso educativo: maestros y alumnos.
Así, los
cuestionamientos ¿qué es el aprendizaje significativo? ¿cuáles son sus
características? Y ¿cómo puede llevarse al salón de clases? Están en la mente
de muchos educadores.
No se
intenta aquí una respuesta directa a estas preguntas, la finalidad es revisar
las convergencias y divergencias entre dos autores que se distinguen por
utilizar este concepto en sus propias teorías del aprendizaje y que parten de
marcos de referencia muy distintos Sin embargo, esta pequeña exploración podría
ayudar un poco a responder aquellos cuestionamientos.
En su
primer momento se presentan por separado las posturas de Ausbel
(cognoscitivismo) y Roger (humanismo), para después intentar una comparación
entre ambas, y por qué no, tal vez una conciliación entre ellas.
El
aprendizaje significativo en el cognoscitivismo de Ausbel
Entre las
teorías cognitivas del aprendizaje destaca la postura de Ausbel, quien desde
una posición organicista, retoma el concepto de aprendizaje significativo,
dentro del marco de la asimilación y a través del proceso de la instrucción
(Pozo, 1989). Aunque no contamos con una definición precisa de Aprendizaje Significativo
en este autor, un breve repaso de su teoría ayudará en nuestro propósito. Al
hablar del conocimiento, se sitúa en un contexto educativo, ocupándose de los procesos
de aprendizaje y enseñanza; acentuando en su teoría la idea de la organización
del conocimiento en estructuras y reestructuraciones debidas a la interacción
de aquellas con las nuevas informaciones recibidas.
En cierta
manera contrapone el aprendizaje memorístico al significativo, y solo en cierta
forma puesto que su concepción de aprendizaje y enseñanza es el de un continuo
en el que ambos toman parte se distinguen no solo cognitivamente, sino también
por el tipo de motivación que los promueve y las actitudes que provoca en el alumno
ante ella aprendizaje. Ausbel sostiene que toda persona va desarrollando sus propias estructuras cognitivas, en un proceso continuo que se inicia con la elaboración de representaciones que luego darán forma a conceptos y proposiciones.
Este autor no se aparta
de los principios generales de las teorías cognoscitivistas (Piaget, Vigotsky y
Bruner), pero sí insiste en el carácter relacional de las estructuras previas
con los nuevos datos. Esquemáticamente su postura podría representarse de la
siguiente manera:
Con esto
podemos retomar la definición que en su trabajo nos proporciona Pozo (1989) al
hablar de Ausbel:
“Un aprendizaje
es significativo cuando puede incorporarse a las estructuras de conocimiento
que posee el sujeto, es decir cuando el nuevo material adquiere significado
para el sujeto a partir de su relación con conocimiento anteriores”.
Debe
hacerse notar en esta definición, el carácter estructural del sujeto que supone,
además ciertos requisitos cognitivos necesario para la asimilación, una
predisposición del sujeto y un significado en sí mismo de los nuevos datos; lo cual
dará características especiales al nuevo aprendizaje, su significación. Es
decir, que el aprendizaje significativo para Ausubel es aquel tipo de conocimiento
que se puede acomodar a las estructuras cognitivas previas del sujeto y que de
su relación con los datos de aquellas –conocimientos previos—obtiene su significatividad.
El
aprendizaje significativo en el humanismo rogeriano
Carl
Rogers uno de los más grandes exponentes de la corriente humanista, al
referirse a la educación, centra su postura en lo que él ha denominado
Aprendizaje Significativo. Una revisión general de su teoría aparece en el cuadro
1.
Para este autor, “los
objetivos de la educación son: promover el crecimiento personal y facilitar el
aprendizaje significativo”. Su pedagogía se interesa por el desarrollo global
del ser humano, por su crecimiento y autorrealización; conceptos propios de la
corriente humanista.
Se centra más en los
procesos de aprendizaje que en los de la enseñanza, postura que denota mayor
preocupación por la tarea del sujeto (aprendizaje) que por la del educador (enseñanza).
En sus escritos sobre
educación refiere algunas hipótesis básicas del aprendizaje significativo, aquí,
no todas nos interesan, por lo que tomaremos solo aquellas que expresan con mayor
claridad su concepto del tema que nos ocupa (Rogers, 1969):
§ Los seres humanos
tienen una potencialidad natural para aprender
§ No se puede enseñar a
otra persona directamente, solo se puede facilitar su aprendizaje
§ Una persona aprende
significativamente solo aquellas cosas que percibe como vinculadas con su propia
supervivencia o su desarrollo
§ Una gran cantidad de
aprendizaje significativo se adquiere ‘haciendo
§ El aprendizaje
iniciado por el mismo estudiante, que incluye a toda la persona del que
aprende, tanto en sus sentimientos como en sus ideas, actitudes y acciones, es
el aprendizaje mejor asimilado y el más duradero.
A estas hipótesis
subyace la teoría terapéutica de Rogers y la concepción de ser humano que siendo una concepción optimista, positiva, basa su teoría del aprendizaje en las bondades del ser humano (estudiante): su potencialidad hacia el desarrollo y la autorrealización, en la naturaleza constructiva y digna de confianza del ser humano cuando funciona libremente y en un ambiente adecuado (Moreno, 1983).
Hace
resaltar que lo significativo es aquello que está vinculado al mismo ser
persona, con su integridad, sus necesidades e intereses propios, al ‘hacer’ lo mismo,
o como él lo llama, a la ‘experiencia’.
Lafarga
(1986) por su parte sostiene que los elementos que constituyen el aprendizaje significativo
de la persona completa, incluyen un aprendizaje intelectual, una gama de
emociones personales y un impacto fisiológico.
Pero,
¿cuáles son las características del aprendizaje significativo, según Rogers?
Moreno (1983) habla de seis:
§ Incluye a
toda la persona (pensamientos, sentimientos y acciones)
§ De la persona
brota el deseo de saber
§ Es una
experiencia interna de quien aprende
§ El cambio
del aprendizaje es en la percepción, luego de actitudes, valores y conducta
§ Se convierte
en recurso para la persona
§ La
persona es quien debe evaluar la significatividad del aprendizaje.
Sin
embargo, Rogers (1970) va más allá de simplemente explicar en qué consiste su aprendizaje
significativo, aborda también el cómo, al hablar de las condiciones y actitudes
facilitadoras de éste. Algunas de ellas tienen mucho que ver con su práctica
terapéutica y se dirigen hacia el desempeño del docente, su propia práctica:
§ Contacto
real con problemas importantes en la vida del estudiante
§ Genuinidad
y autenticidad del facilitador
§ Aceptación
positiva incondicional del estudiante como persona
§ Comprensión
empática
§ Provisión
de recursos por parte del facilitador.
A
diferencia de Ausubel, Rogers ve más el aspecto de crecimiento y desarrollo de
la persona en el aprendizaje significativo, sus motivaciones para realizarlo,
atiende más a lo externo, mientras aquel se concentra en el aspecto funcional o
estructural, el cómo sucede en el interior de quien aprende, el mecanismo que
lo produce y regula.
Con todo
lo dicho, queda ya esbozada la posible respuesta a la pregunta inicial de
cuáles son las similitudes, diferencias y mutuos puntos de apoyo de las dos
posturas respecto del tipo de aprendizaje que se ha denominado significativo.
Más
allá de las divergencias.
Como
hemos dicho líneas atrás, el aprendizaje significativo en Ausubel tiene que ver
con la relación de algo nuevo con lo que ya se sabe, con las estructuras del sujeto
y las reestructuraciones que realiza ante información nueva; su enfoque es más
organicista, en la medida en que, un material resulta significativo en cuanto
puede ser relacionado con lo que ya se sabe. Su punto de partida es el saber en
relación a lo nuevo –las estructuras cognitivas como él le llama--; mientras que
en Rogers es la necesidad de desarrollo.
Mientras
aquel es organicista, Rogers es más bien individualista; mientras uno se aboca
al proceso, el otro a los beneficios que el aprendizaje significativo trae al
individuo.
Podemos
decir que la estructura en Rogers es mucho más global, en cuanto que un
aprendizaje de este tipo afecta la totalidad de la persona, no solo sus
conceptos, como es el caso de Ausubel.
Sin
embargo, hay puntos de convergencia en ambas posturas tales como el esfuerzo deliberado
de incorporar nuevos datos, el aprendizaje relacionado con experiencias, la implicación
afectiva del proceso (exacerbada en Rogers) y la producción de cambios
profundos y persistentes en quien aprende.
Por otra
parte, aparecen también claras diferencias, dado el diferente punto de partida
y su posición epistemológica (cognoscitivismo y existencialismo) pero no por
ello irreconciliables. Mientras Ausubel habla de material con significado propio,
dada su organización, en Rogers la significación no viene de un reajuste interno
por estructuras preexistentes, sino que es el mismo sujeto quien lo
proporciona, aunque no se descarta con ello la significación ‘per se’ de la experiencia
vivida, ni la existencia de estructuras cognitivas e ideas inclusoras que den
cabida a nuevos datos; más bien, las supone. Rogers no habla de tales ideas
inclusoras, pero sí de la tendencia al crecimiento y la autorrealización en donde
se encontraría el elemento de enlace.
Aun cuando
para Ausubel la estructura no asegura un significado psicológico del aprendizaje,
y este es un elemento que hace distintas ambas posturas, en el humanismo rogeriano
es un elemento importante.
Podemos
arriesgarnos a decir que aun cuando Rogers pierde de vista el elemento
organicista, de cómo se realiza el aprendizaje significativo, y enaltece la
parte individualista de éste, Ausubel parece darle este elemento de rigor
científico completando la concepción de cómo aprendemos lo que nos interesa y
lo hacemos parte de nuestra vida. Convenimos así en la siguiente definición:
El
aprendizaje significativo debe ser entendido como la vinculación que hace el
individuo de los nuevos conocimientos con las experiencias previas (Ausubel),
involucra a la persona en su totalidad, con sus pensamientos, sentimientos y acciones;
los cambios que implica van más allá de lo conductual, pueden incluir a la
percepción, las actitudes y los valores para incidir en la personalidad del
individuo (Rogers).
Referencias:
MORENO Salvador (1983). La
educación centrada en la persona. Distrito Federal, México: Manual Moderno.
LAFARGA C. y GOMEZ J., (1991)
Desarrollo del potencial humano: aportaciones de una psicología humanista. Vol.
III. Distrito Federal, México: Trillas.
PERELMAN Luis (1995). Cómo
vender el aprendizaje significativo. En PROMETEO No. 9. Distrito Federal,
México: Universidad Iberoamericana.
POZO J. L. (1989), Teorías
cognitivas del aprendizaje. Madrid, España: Morata.
ROGERS Carl (1969).
Freedom to learn. Columbus, Ohio: Charles E. Merril Publishing.
J. Rafael Mora Vázquez
Maestría en Ciencias de la Educación y
Maestría en Desarrollo Humano
Doctorado en Educación
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