La palabra conflicto
proviene del latín conflictus, que significa combate, enfrentamiento,
discusión. Así, podemos decir que “El conflicto ocurre cuando individuos o
grupos no obtienen lo que necesitan o quieren, buscando su interés propio”, y
hablando de la escuela, algunos alumnos no están muy convencidos de que la
escuela es lo que necesitan, y en muchos más casos, abiertamente no lo quieren.
Entonces no es de extrañar que haya conflictos cuando un profesor está convencido
(incluso emocionado) de la información que imparte y de la importancia de ésta,
y el alumno ve inútil y desagradable esos datos.
En cualquier relación
humana el conflicto es inevitable, y en relaciones humanas cercanas más aún. A
veces pasamos más tiempo con los alumnos que con la propia familia, y en el
aula el conocimiento personal crece. Debemos tener claro que nuestros alumnos
nos conocen más de lo que nosotros creemos, la convivencia cotidiana en el aula
no sólo se limita a la transmisión de conocimientos, nuestros alumnos van descubriendo
qué es lo que le molesta al profesor y también qué le complace.
Por esto mismo encontramos
alumnos que para evitar conflictos han logrado desarrollar estas habilidades y
logran adaptarse a los estilos de profesores. Sin embargo, hay otros que no han
afinado esa habilidad y buscan afirmarse por medio de la rebeldía, el distraer
a la clase y bien en una franca oposición al profesor. Todo depende del nivel
de madurez del alumno así como del momento psicológico que está viviendo.
El conflicto se desarrolla
al lidiar con personas, trabajos, y nosotros mismos. El proceso de adaptación
es conflictivo de por sí, cuando convivimos con alguien durante periodos prolongados,
este es el caso de la relación alumno-profesor, como lo habíamos mencionado arriba,
en los centros de trabajo e incluso el conflicto aparece continuamente con el
individuo mismo.
Como profesores también
tenemos que desarrollar ciertas habilidades en el trato con nuestros alumnos y
que en las carreras profesionales nunca nos enseñaron, cómo es el caso de los
conflictos con los alumnos. Nunca tuvimos en la clase de didáctica en la
universidad sesiones de casos prácticos de alumnos agresivos, o rebeldes o que
se aburren con facilidad, o hiperactivos, etc. Lo cierto es que en la mayoría
de los casos los profesores desarrollamos esas habilidades en el camino, y
muchas veces, por qué no decirlo, con ensayo y error en la práctica docente.
Si los conflictos son
inevitables, entonces ¿cuál es el problema? el problema consiste en el modo en
que se aborda, un conflicto pequeño puede desembocar en una verdadera
hecatombe, o bien, un conflicto que pareciera desastroso al final puede
resultar en algo benéfico.
Cualquier conflicto puede
ser destructivo si:
·
Controla toda la atención.
·
Destruye el auto concepto.
·
Divide personas y reduce la cooperación.
·
Aumenta las diferencias.
·
Conduce a un comportamiento destructivo.
Cualquier conflicto puede
ser constructivo si:
·
Resulta en la clarificación de problemas y controversias.
·
Resulta en la solución de problemas.
·
Involucra personas para resolver controversias.
·
Causa una comunicación auténtica.
·
Ayuda
a liberar emociones, ansiedad y tensiones.
·
Desarrolla
cooperación y el deseo de aprender de otros.
·
Ayuda
a desarrollar entendimiento y destrezas.
Una de estas habilidades que
aprendemos es que los indicadores de conflicto pueden identificarse tan pronto
aparecen, probablemente esto nos ha causado ya diversos dolores de cabeza y sacudidas
en el aula, sobre todo cuando somos novatos, pero hemos aprendido a detener conflictos
incipientes a tiempo sin que llegue a ser una “batalla”. De tal modo que hemos
creado estrategias para solución de conflictos; desde lo más básico como
cambiar de lugar a un alumno distraído o aburrido, preguntar directamente sobre
el tema, hasta romper el hielo y hacer una broma con el grupo, todos estos
elementos y la experiencia frente a grupo nos ha enseñado que muchos de los
conflictos pueden minimizarse y resolverse.
Indicadores evidentes que nos hacen
pensar que se podría estar gestando un conflicto son los siguientes:
·
Lenguaje
no verbal. Es un signo indiscutible que nos puede manifestar incomodidad por
parte de los alumnos, falta de atención, aburrimiento. Es un grito silencioso
de que algo está sucediendo y que si no lo interpretamos correctamente se convertirá
en un conflicto mayor
·
Desacuerdo.
Los desacuerdos teóricos son completamente sanos y posibilitan el conocimiento,
pero no sucede así con los desacuerdos prácticos como son los modos de evaluar,
por ejemplo, o de trabajar. Es importante clarificar desde el inicio del curso
el modo en que se va a evaluar y el esfuerzo que se les va a pedir, así como las
ponderaciones de las evaluaciones. Siempre los alumnos tienen una presión sobre
ellos que los hace tener una disposición continua: las calificaciones, pero no
podemos abusar de esta presión para imponer y modificar los estilos y las
evaluaciones
·
Sorpresas.
A nadie le gustan las actividades no planeadas, “los bomberazos”, y lejos de
ayudar a tener un clima laboral sano lo que crea es tensión y angustia, ¿por
qué piensa que a los alumnos sí les pueda ayudar esto? Los exámenes sorpresa,
por ejemplo, lo que hacen en el alumno es provocar un sentimiento de injusticia
y abuso por parte del profesor. Los alumnos que se alegran con los exámenes
sorpresa sólo están en las caricaturas; hay otras técnicas para mantener
actualizado al alumno en los temas ya vistos
·
Conflicto
con el sistema de valores. Las escuelas tienen en su ideario los valores a resaltar
en el proceso educativo, en ocasiones estos valores y los que los alumnos han
obtenido en su educación familiar no concuerdan, por esto mismo es importante recordar
los valores que se piden al educado, en otras palabras conocer la misión de la
escuela y de las materias
·
Deseo
de poder. La educación hasta hoy no puede entenderse más que como una relación
de poder, no puede ser de otra manera cuando uno es el que sabe y otro el que
aprende. Pero esto no debe llevarse a extremos donde la dignidad de alumnos y profesores
se vea rebasada, es tan terrible un profesor tirano como un alumno agresivo
·
Aumento
de falta de respeto. Este es otro indicador evidente de un conflicto venidero. ¿cómo
se llevan sus alumnos entre ellos?
·
Desacuerdos
abiertos. La franca oposición no sólo es un indicador, es ya un conflicto como
tal, los desacuerdos abiertos hay que enfrentarlos con inteligencia, reprimir estos
desacuerdos ha provocado los conflictos que todos conocemos entre estudiantes y
escuelas, un espacio para el diálogo propicia que los ánimos no se sobresalten
y se lleguen a acuerdos
·
Falta
de metas específicas. Los alumnos tienen que conocer el programa, regularmente
ellos no se preocupan por esto, pero las metas claras le ayudarán a usted a
ubicar los objetivos. Lo mismo cuando se les pide participar en las dinámicas de
grupo, hacerles saber que no es un “jueguito” sino tiene una intención
·
Falta
de un proceso evaluativo. Evidentemente es importante también que ellos entiendan
el modo en que están siendo evaluados.
Los profesores no somos terapeutas de
grupo ni terapeutas de adolescentes, de tal modo que es completamente aceptable
el deseo de llegar a dar la clase compartir la información y no tener que lidiar
con personas que no están seguras de que estar en la escuela es lo que les
conviene... efectivamente, esto es sólo un deseo, muy aceptable, pero un deseo
nada más. La realidad nos dice que encontraremos algunos casos en que tengamos que
echar mano del conocimiento de las relaciones humanas para efectuar nuestro
trabajo, incluso no es raro que a un profesor se le evalúe por el modo en que
“controla” al grupo, esto no quiere decir simplemente que los alumnos estén callados,
sino también que sean cooperativos, trabajadores en equipo, etc.
Algunas razones para el conflicto en
la escuela pero que son de orígenes extraescolares podemos mencionar: los
conflictos familiares, la violencia social, la influencia de los medios de comunicación,
etc. (Estas razones requieren de un análisis social distinto al que estamos haciendo
aquí, por lo que dejaremos la reflexión de estas causas sociales para un
trabajo posterior). Dentro de las razones que pueden generar conflicto dentro
del aula, cuyos orígenes son intraescolares, podemos encontrar:
·
Pobres estilos de comunicación.
·
Búsqueda del poder.
·
Insatisfacción con los estilos de evaluación.
·
Pobre liderato por parte de los profesores.
·
Carencia de apertura.
·
Rotación constante de profesores.
Para la resolución de conflictos
pongamos especial atención en lo siguiente:
·
Reconocer
el conflicto. Negar que existe un conflicto es darle libertad para que crezca sin
oposición alguna, no dejemos que el tiempo repare un conflicto que se está
gestando. Si reconocemos el conflicto entonces tendremos mayor oportunidad a frenarlo
a tiempo antes de que sea de mayores dimensiones
·
Establecer
metas. Un modo efectivo para la resolución de estos conflictos es establecer
metas y con tiempo determinado, es decir que los avances sean claramente
evaluables
·
Establecer
comunicación frecuente. Dialogar con los involucrados acerca de los avances en
las resoluciones que se acordaron
·
Comunicar
las preocupaciones
·
No
impedir que hayan desacuerdos. En el diálogo escuchar los desacuerdos que muchas
veces son reprimidos, esto ayuda a distensar y a crear un ambiente en el que
los involucrados no se sienten sometidos
·
Mantener
el ego fuera de los estilo de manejo. No se trata de atacar personas, sino el
conflicto.
·
Mantenerse
creativo.
·
Discutir
las diferencias abiertamente.
·
Fomentar
continuamente el uso de los valores académicos. Para esto es muy importante
tener claros los principios que el centro escolar exige como valores a desarrollar
por parte de la comunidad
·
Proveer información cuando se necesite. No basta centrarse en el
reglamento de la institución, hay que dar herramientas necesarias para que las
metas sean realmente alcanzables, proveer una tutoría efectiva, tener los
libros adecuados, tener la tecnología necesaria para desarrollar cierta tarea.
Fuentes:
Manejo de
Conflictos, Laura Trinidad Olivero, Trabajo presentado en el Tecnológico de Monterrey,
Campus Ciudad de México en 2004.
Disciplina
con dignidad, Richard Curwin, ITESO, 2000.
Psicoanálisis
de la adolescencia, Peter Blos, Joaquín Mortiz, 1988.
La
encrucijada de la adolescencia, Manuel Isaías López,
Hispánicas, 1988.
Omar
Reyes
Maestría
en Filosofía y Psicoanálisis
Investigador
en la Universidad del Mar
De Huatulco, Oaxaca
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