martes, 28 de julio de 2015

A fondo: la educación humanista, una mirada a su perspectiva teórica (2)


La educación centrada en la persona

Como una extensión de su Enfoque Centrado en la Persona en la psicoterapia, Carl Rogers ha propuesto lo que se podría llamar la pedagogía rogeriana, es decir, las aplicaciones de su enfoque al campo de la educación y que son la base para la perspectiva del Desarrollo Humano.
 
La concepción de la educación en el ECP va más allá de la instrucción intelectual o transmisión de información y conocimientos que normalmente suceden en las aulas, entendida en su sentido más amplio (González, 1991, p. 57), “está orientada hacia el desarrollo integral y armónico de la persona humana y, por ello, debe abarcar todos los aspectos de la vida del ser humano: el físico, el afectivo emotivo, el espiritual, el moral, el intelectual y el social”. Es, si se quiere, formar al hombre en su integridad.
 

A lo largo de la construcción de su enfoque psicoterapéutico Rogers desarrolló tres conceptos (Quitmann, 1989, p. 140): “Primero se habló de pacientes, más tarde de clientes y finalmente de ayudantes (facilitador), y la forma de conversación era primero no directiva, más tarde centrada en el cliente y finalmente centrada en la persona. Rogers vió cada vez más claro que él no había entrado en un nuevo método, sino otra filosofía de la vida y de la relación” que llevada al campo de la educación lo llevaría a una nueva filosofía de la educación y de la relación, principalmente entre los dos actores de lo educativo: maestro y alumno.

 

La aplicación del enfoque rogeriano parte de la descripción de lo que, según las propias observaciones de Rogers (1980), ha sido la educación tradicional:

 

·         El maestro es el poseedor del conocimiento, el estudiante es el recipiente

·         El maestro es el que tiene el poder, el estudiante el que obedece

·         El autoritarismo es la política aceptada en el salón de clase

·         La confianza está reducida al mínimo

·         Se gobierna mejor a los sujetos (estudiantes) manteniéndolos en un estado de miedo intermitente o constante

·         La democracia y sus valores son ignorados y burlados en la práctica

·         En el sistema educativo no hay lugar para la persona completa, solo para lo intelectual.

 

Su punto de vista sobre lo que debería ser la educación se concentra en la siguiente cita del mismo Rogers (1991, p. 12): “Se confía en los jóvenes y se pone de manifiesto que en un clima auténticamente humano –que el profesor puede iniciar-- el adolescente puede sentirse respetado, puede elegir con responsabilidad, puede experimentar el entusiasmo de aprender y puede adquirir la base para vivir como un ciudadano realmente sensato, bien informado, competente en cuanto a su saber y capacidad y seguro para encarar el futuro”.

 

Por lo tanto, un aprendizaje centrado en la persona tendría algunas condiciones (Rogers,

1980), a saber:

 

·         El educador o facilitador es seguro de sí mismo y experimenta una confianza básica en la capacidad de los demás para pensar por sí mismos, para aprender por sí mismos

·         El facilitador --el maestro en este caso--comparte con los demás (estudiantes, padres y comunidad) la responsabilidad del proceso de aprendizaje

·         El facilitador provee recursos de aprendizaje, provenientes tanto del propio interior y de su propia experiencia como de libros o materiales o experiencias de la comunidad

·         El estudiante desarrolla su propio programa de aprendizaje, solo o en colaboración con otros

·         Se provee de un clima facilitador del aprendizaje

·         El énfasis está puesto, principalmente, en promover el proceso continuo del aprendizaje

·         La disciplina necesaria para lograr las metas del estudiante es una autodisciplina

·         La evaluación de la cantidad y de la significatividad del aprendizaje del estudiante es hecha principalmente por el mismo estudiante

·         En este clima promotor del crecimiento, el aprendizaje es más profundo, avanza más rápido y penetra más en la vida y en la conducta del estudiante en comparación con el aprendizaje adquirido en el salón de clases tradicional.

 

La educación centrada en la persona habría de entenderse entonces como un proceso dinámico en el que el estudiante mismo participa de manera activa en sus aprendizajes y en su propio desarrollo integral. Tendría a la base, esta idea de educación, la confianza en el ser humano y en su capacidad natural para desarrollarse y realizarse.

 

De acuerdo con esto, los objetivos de este método centrado en el estudiante o la persona

(González, 1991, p. 62), son que ellos mismos:

 

1.    “Sean capaces de tener iniciativas propias para la acción

2.    Puedan elegir y autodirigirse en forma inteligente

3.    Aprendan críticamente y logren desarrollar su capacidad evaluativo ante las contribuciones de otros

4.    Adquieran los conocimientos necesarios para la resolución de los conflictos y sean capaces de adaptarse con flexibilidad e inteligencia a situaciones problemáticas nuevas

5.    Sepan utilizar sus experiencias en forma libre y creadora

6.    Sean capaces de cooperar eficazmente con los demás en las diversas actividades que emprendan

7.    Trabajen no por la aprobación y el reconocimiento social, sino para lograr sus propios objetivos socializados”

 

Uno de los elementos fundamentales del enfoque es el aprendizaje significativo, que Rogers (1991) describe, como el tipo de aprendizaje que tiene el carácter de una implicación personal, es de iniciativa propia, hace que cambie la conducta, es evaluado por el propio estudiante pues él sabe si responde a su necesidad y cuya esencia es la significación. A esta caracterización González (1991, p 71) apunta: “este aprendizaje consiste en asimilar uno mismo lo aprendido, hacerlo propio… cuando el aprendizaje tiene significado para la persona, se integra a ella, por lo tanto, no se olvida y puede aplicarse prácticamente en la vida diaria”.

 

Respecto del aprendizaje significativo Quitmann (1989, pp. 155-156) anota: “La potenciación de un aprendizaje significativo depende de determinadas cualidades condicionadas por la actitud, que existen en la relación personal entre el ayudante (facilitador) y el que aprende”, a las que llama actitudes pedagógicas fundamentales y que son reflejo de las actitudes terapeúticas fundamentales en el ECP, estas actitudes pedagógicas son: ser real, escuchar empático y, valoración, preocupación, confianza y respeto. Según González (1991, p. 74) los objetivos de este tipo de aprendizaje desde el ECP, con unas pequeñas variaciones a los objetivos propios del enfoque como ella misma lo ha dicho, son:

 

1.    “Ayudar al individuo a convertirse en persona capaz de tener iniciativas propias y de ser responsables de sus acciones

2.    Facilitar la independencia y autonomía de la persona. Que ésta desarrolle la capacidad de elegir, tomar decisiones y de autodirigirse inteligentemente

3.    Que la persona aprenda a aprender

4.    Que los individuos aprendan a buscar nuevas soluciones a los problemas de su vida diaria, utilizando sus experiencias en forma libre y creadora

5.    Que las personas sean capaces de adaptarse flexible e inteligentemente a situaciones y problemas nuevos

6.    Que los individuos aprendan a vivir en armonía y colaboren con los demás en forma eficaz

7.    Que las personas desarrollen un juicio crítico que les permita evaluar objetivamente las contribuciones de los demás

8.    Que todos trabajen no con el fin de lograr la aprobación de los demás, sino en términos de sus propios objetivos socializados”

 

Este tipo de aprendizaje, según comentarios de González (1991) estaría caracterizado por:

 

·         Ser asimilado en el plano del ser

·         Integrarse a los conocimientos previos del estudiante

·         Ser aplicable a la vida

·         Estar motivado por intereses personales

·         Ser integral y penetrante

·         Evaluarse por el mismo que aprende

 

Por otra parte, para facilitar el aprendizaje de los estudiantes el ECP propone tres cualidades (Rogers 1991):

 

1.    Autenticidad en el facilitador del aprendizaje, esto es, que tiene conciencia de sus experiencias, que es capaz de vivirlas y comunicarlas

2.    Aprecio, aceptación y confianza, por la que se acepta al estudiante como una persona independiente

3.    Comprensión empática, cuando el facilitador tiene la capacidad de comprender desde adentro las reacciones del estudiante, cuando percibe sensiblemente el proceso de aprendizaje del alumno.

 

Así por ejemplo, un facilitador que se muestra auténtico, conoce, acepta y expresa sus propios sentimientos, ofrece encuentros personales a sus alumnos, los respeta como a iguales, tiene un buen sentido del humor y se muestra confiable, perceptivo y sensible.

 

Cualidades que, finalmente, refuerza con tres métodos, que a decir de Rogers (1991) construyen la libertad:

 

1.    Que el alumno se enfrente con aquellos problemas que permite como reales

2.    Que el maestro proporcione recursos para que el aprendizaje sea vivencial y adecuado a las necesidades de los estudiantes

3.    Que se haga uso de contratos, recurso que da seguridad y responsabilidad al estudiante dentro de una atmósfera de libertad.

 

En el cuadro de abajo se representan, de manera gráfica, los conceptos fundamentales del Enfoque Centrado en la Persona en su aplicación al campo educativo.

 

 

 




Referencias
 
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Rafael Mora Vázquez

Maestro en Desarrollo Humano y

Ciencias de la Educación

Doctor en Educación

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