Uno
de los principales retos en educación primaria y que más conflicto ha generado
durante largo tiempo, es que los niños sean capaces de enfrentarse a problemas
matemáticos de una manera sencilla y práctica, que defiendan sus posturas pero
con conocimiento de causa, esto no es tarea fácil, ¿qué niño no dice en más de
alguna ocasión que las matemáticas es la materia que más aborrecen? ¿Y no es
verdad que sucede esto porque a los profesores no nos gustan?
Mediante
el juego con intención educativa se logran aprendizajes fabulosos, las
actividades lúdicas son motivadoras, permiten al niño integrar aprendizajes,
los hace reflexivos, les desarrolla el pensamiento estratégico, fomenta valores
y actitudes positivas, etc., sería largo enumerar tantas ventajas que se
obtienen cuando se maneja este tipo de actividades. Ya lo menciona Bautista
Vallejo (s.f.)
El valor didáctico del juego está dado por el hecho de
que en el mismo se combinan aspectos propios de la organización eficiente de la
enseñanza: participación, dinamismo, entrenamiento, interpretación de papeles,
colectividad, modelación, retroalimentación, carácter problémico, obtención de
resultados completos, iniciativa, carácter sistémico y competencia.